jueves, 5 de enero de 2012

VOLVER

No “con las nieves del tiempo platearon…” como decía Gardel, sino bastante pelado, pero, sin embargo rodeado de gente que quería ponerle el hombro a este TREBEJOS DE WALTER ESTRADA, con letras bien grande.
Carlos Milans, un fenómeno, no solo poniendo camioneta y cinchando en una tarde de calor, sino Lanzilotta que tuvo que concurrir con su pequeño hijo, Muniz que viste otra camiseta, pero que siente el “trebejismo” (lo inventé yo, ojo) y, a no dudar, la inalcanzable “espada” que es Walter Tucati.
Allí llegamos con los “pertrechos” de Trebejos, nuevos juegos (electrónicos muchos), viejos relojes, mesas, sillas, el sólido y pesado mueble, pero también con los trofeos que cuentan de mucha historia (según Héctor Silva Nazzari 42 años).
Ahora será abajo y nos recibió “Yes” (el mismo que estaba antes). De entrada percibí algo extraño, no podía entenderlo, pero entre las paredes es como que había alguien que físicamente no distinguía.
Seguíamos acomodando las cosas, pero sentía que aparte de nosotros algunos nos observaban también un poco emocionado con este retorno. Miré para todos lados y solo se veía, aparte de nosotros, a Yes y su hijo (aquel que cuando niño le enseñé a jugar y ahora tiene 17 años). Y me di cuenta, el espíritu de Walter Estrada estaba ahí, y junto a él el “Tito” Trabazo, el inefable Falquito y tantos otros que físicamente se fueron ya.
Cuando me retiré pensé para mis adentros que muchos volverán a esas interminables tertulias ajedrecistas, donde el Maestro Saralegui nos maraville con sus experiencias, problemas y otras yerbas, "el Bade" jugará con quien se le enfrente, sin mirar categoría, claro que los del pasado seguirán estando en esas mesas, piezas y paredes y no lo vamos a poder evitar, porque ellos son también el Club Los Trebejos de Walter Estrada.
Pedro Lamas

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